Blog para no olvidar mi viaje en moto a Nordkapp y Noruega. Y, bueno, algún otro viajecillo. Sin más pretensiones.

Primer viaje: Nordkapp en verano 2011, lo que viene a ser una vuelta en moto a lo largo de 8 países, en 17 días y con 13.000 kilómetros recorridos (11.000 en moto y 2.000 en ferrys)

Segundo viaje: Escapada a Marruecos en Navidad 2012.

Tercer viaje: Rumbo a Turquía: viaje en solitario a Turquía pasando por los Balcanes, en verano 2015. Casi 10.500 kms y 10 o 12 países (según se mire)

Cuarto viaje: THERE AND BACK AGAIN. Viaje en solitario a Lituania. Más de 8.000 kms en 8/9 días.

viernes, 5 de agosto de 2011

DIA 4: Domingo 17 de julio. TRAVEMÜNDE – HELSINKI (Finlandia) En ferry.

Nos levantamos tarde por primera vez, a las 9:30. Luego averiguaremos que en realidad eran las 10:30, hora local, pues en Finlandia hay que sumar una hora a la española. Vamos a desayunar, pero como es tarde el comedor ya está cerrado y tenemos que ir a la cafetería a ver lo que tienen. Cuando llegamos a la vitrina donde están los bocadillos, se nos acerca la motera finlandesa bajita de ayer. Nos dice –en inglés- que hay una sauna, que vayamos a la sauna -¡venid, venid a la sauna!-. Le contestamos que no, que vamos a desayunar. Nosotros seguimos a lo nuestro, pero cuando estamos decidiendo qué bocadillo coger, de repente nos agarra con sus brazos a los dos por el cuello y comienza a decir en voz muy alta: -Oh, my friends, my friends!!- En ese momento me llega un intenso olor a vino, pero aunque no lo hubiera olido ya es evidente que ha bebido mucho más de la cuenta. Nos zafamos como podemos del abrazo de la muerte, e intentamos lo más educadamente posible que nos deje en paz, pero no hay manera. A pesar de todo, nosotros estamos decididos a desayunar y a pasar totalmente de ella, así que le damos la espalda y nos situamos frente al mostrador para pagar. Terrible error. Con la rapidez de la víbora de los pantanos, salta hacia nosotros y en menos de un segundo, zas!, zas! nos agarra el culo a los dos delante de todo el mundo. Me doy la vuelta de un salto, derramando parte del zumo de naranja. Miramos a nuestro alrededor buscando una escapatoria. El gigante finlandés de la BMW nos mira desde su mesa, abochornado por el comportamiento de su compatriota, pero no hace nada por ayudarnos. La situación comienza a ser desesperada. Como la necesidad agudiza el ingenio, a Javier se le ocurre una idea: le dice a la loca que como vamos a tomar el desayuno en cubierta, que vaya ella primero, a buscar sitio. En cuanto ella sale por la puerta de la cubierta, huimos despavoridos en dirección contraria con los platos y vasos en las manos, a buscar un lugar seguro donde desayunar (desde ese momento, cada vez que entremos en una dependencia del barco, asomaremos primero la cabeza por si hay peligro). Después de pasear nuestro desayuno por medio barco descartando sitios por ser relativamente accesibles para una finlandesa muy peligrosa, muy bajita, muy rubia y muy borracha, terminamos desayunando agazapados en el helipuerto, con un viento del copón, correteando de vez en cuando para atrapar las servilletas fugitivas. No hay fotos de estos momentos lamentables, pues corríamos por nuestras vidas y no es plan de pararse a hacer fotos cuando el peligro acecha.

En un momento de tranquilidad, pero mirando a
ambos lados a cada momento por si las moscas.
No todo va a ser negativo: mientras buscábamos un escondrijo en nuestra huída, hemos descubierto que el barco tiene un pequeño gimnasio. Bueno, gimnasio es mucho decir, en realidad es un pequeño espacio con dos bicicletas estáticas, una cinta de correr, una elíptica, una máquina de remo, y unas espalderas. Suficiente para nosotros! Nos vestimos de corto y hacemos un poco de ejercicio en el mini-gym. Es curioso correr en la cinta, porque como el barco se mueve a un lado y al otro, aunque tú vayas siempre a la misma velocidad, a veces estás a punto de salirte por detrás de la cinta y otras te comes la parte de delante. No satisfecho con el mini-gym, a Javier se le ocurre la brillante idea de salir a correr a la cubierta del helipuerto. Y allí nos tienes, corriendo como dos machotes, con un viento de por lo menos tres millones de nudos, que cuando venía de frente era como una pared, de espaldas casi nos tiraba por la borda, y cuando soplaba lateral nos hacía tropezar un pié con el otro. Creéis que fue suficiente? Nooo, completamos la sesión de entrenamiento con algunas flexiones y dominadas colgados de las tuberías del barco. Mientras, un grupo de viajeros nos miraban a través de la ventana completamente atónitos, con cara de estar pensando: “Están locos estos romanos….” 


La dura vida del motero "bravido"

Volvemos al camarote a darnos una ducha, y lavamos la ropa que hemos usado en el lavabo del aseo. Aprovechamos que el toallero es de esos tipo radiador, que están calientes para calentar el aseo y secar las toallas, y ahí colgamos la ropa, a ver si se seca para mañana. Cuando nos vestimos para salir, descubrimos que la botella de vino se ha abierto y ha manchado mis sábanas y la camiseta de Javier. Fff…yo me apaño dando el cambiazo de las sábanas manchadas por las de la otra cama (no ocupada) y Javier se arma de paciencia y de ¡un cepillo de dientes! para acometer la ardua tarea de limpiar su ropa de vino tinto, cosa que, contra todo pronóstico, consigue. Para celebrarlo nos vamos a cubierta a comer algo y a beber Jägermeister, y sentados en una mesa de madera repasamos en los mapas la ruta que seguiremos en los próximos días, y estudiamos posibles alternativas de la vuelta por Europa.

Vamos a ver...¿pasamos por Amsterdam o no?


Intentando adaptarnos al horario finlandés, bajamos a cenar temprano. Como hay mucha gente, nos sitúan compartiendo mesa con un matrimonio sueco, bastante agradables, que nos explican cosas acerca de lo que estamos comiendo (por ejemplo de un pez finito y largo como una anguila, con una boca muy grande y que no tenía espinas, y que sabía a rayos fritos, por cierto). Otra copita de Jägermeister, y a dormir, que mañana toca rodar de nuevo. Cuidado con las cornadas al techo, Javier!



5 comentarios:

  1. Corriendo toda la jornada sea por la circunstacia que fuere! Sí señor...con un par!!

    Louisa

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  2. Qué punto con la finlandesa!!! jajajaja.
    Maribel

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  3. Jeje la jägermeifter parece que no sabía muy bien porque está vacía.... pero non é como o oruxo galego, creo que é moi soaviña
    Luis

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  4. Hombre Luis, tú por aquí!
    Pues mira si estaba malo el Jägermeister que aquella botella se vació enseguida y nos pasamos todo el viaje intentando comprar otra jejeje!
    Y si te gustó el Aquavit, ya puedes venir a bebertelo conmigo o llevártelo todo, porque yo no pienso bebérmelo solo...

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